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Su energía la delata: es irresistiblemente neoyorquina. No lo puede evitar. Aunque su sangre española -manchega para más señas, con todo lo que eso implica de deliciosa locura- le aporta pasión, su constante necesidad de inventar y de motivarse a sí misma y a los demás emana de la Gran Manzana, donde creció y maduró como fotógrafa de la agencia Sygma. Nació en Carolina del Sur, junto al mar, y desde 2001 vive en Madrid, lo que añade unas gotas más a su chispeante cóctel.

Graduada en Historia del Arte y Fotografía en el Savannah College of Art and Design (Georgia, EE UU), se ha convertido desde hace una década en una de las mejores fotógrafas de publicidad -ha realizado campañas para empresas como Bacardi, JB, Mercedes, Baileys, Rolex y Telefónica- y de las más activas reporteras gráficas con que cuenta nuestro país; su firma va asociada a publicaciones como ‘El País Semanal’, ‘Marie Claire’, ‘Esquire’, ‘Gentleman’, ‘GQ’, ‘Rolling Stone’…

Llena de creatividad, viaja incansable por todo el mundo -ha visitado más de 80 países- buscando personajes, paisajes, historias… Muchos de ellos los ha traído a esta habitación 301. El mundo visto a través de sus colores, sus texturas que nunca agreden y su punto de vista impulsivo, que capta al instante la esencia y lo original de una escena. Ese gusto por el trabajo bien hecho y por trascender lo concreto de una situación para captar el alma de la gente le ha ido llevando en los últimos años a desarrollar más su faceta artística sin perder la conexión con lo que acontece en el mundo, la base de su trabajo. En Madrid ha expuesto en la galería Pepe Pisa, y ha participado en muestras colectivas en Mad is Mad y en Fernando Pradilla.

Ella misma explica su principal motivación: «Siempre me ha gustado la calle, y los momentos naturales y únicos que en ella se presentan. Lo que me mueve es el paisaje humano, y el instinto de supervivencia independientemente de las creencias o condiciones económicas de cada cual. Siempre encuentro una nota de color, de sorpresa y de esperanza. Y siempre me rijo por la naturalidad; el único retoque que me permito es la optimización del color y las luces. El mundo es el escenario. Cada uno tiene su historia».