Irene Mala y Alejandra de la Torre presentan Bitter Cotton Candy, una especie de viaje a una feria que nos deja una extraña sensación agridulce, de alegría decadente, de gente en soledad.
Everything is OK, como dice la camiseta de un personaje de Irene Mala… Pero quizá sea mentira…
La pintora e ilustradora reúne en esta muestra piezas de tres series:
Pensamiento positivo, donde la artista se inclina hacia la búsqueda de un sentido favorable en cualquier experiencia, a través del uso del humor y la ironía (dos rasgos de continuidad en el conjunto de su obra).
Delirios de grandeza, un coqueteo con el mundo onírico, de temática más compleja, donde la soledad de sus personajes se llena de espectros y queda materializada en obras de mayor formato e introspección.
Y Latigazos, último bloque donde Irene vuelve a la expresión de la fragilidad y la extravagancia del ser humano frente a lo ridículo y trágico de su existencia, gritando que vivir (con humor) es también una forma de venganza.
El tema central de su obra más reciente son los objetos y nuestros vínculos con ellos, la necesidad humana de poseer y acumular, los recuerdos cosificados y el paso del tiempo.
En su propuesta para Mad is Mad, Vale por un viaje, revela su atracción por la personalidad y estética, por la atmósfera de una feria, ese espacio de luz, color y diversión en el que, sobre todo en la infancia y la adolescencia, disfrutamos tanto, pero que a medida que vamos creciendo nos muestra otra cara: su parte más castiza, sucia y cutre, una decadencia donde se mezcla la diversión más infantil con el alcohol, las armas de fogueo y el juego. Es como la imagen del payaso borracho del circo tradicional que viaja de pueblo en pueblo.