Con ‘MADRID IS MAD’, la galería Mad is Mad, Ana Nance y Alfredo Cáliz, dos reporteros gráficos de gran trayectoria y prestigio, cuyos trabajos se publican desde hace 15 años en revistas de público masivo como ‘El País Semanal’ y ‘Marie Claire’, y cuya firma siempre es garantía de una percepción creíble, honesta y auténtica, quieren detenerse un momento y reflexionar. Ambos han cubierto cientos de reportajes y personajes en decenas de países, viajan continuamente, pero hasta ahora prácticamente no se habían fijado en ‘su’ ciudad, Madrid. Ciudad natal para Alfredo Cáliz; ciudad de acogida para Ana Nance, nacida en Carolina del Sur (EE UU), de madre española y padre estadounidense. Así que ahora aceptan el reto de Mad is Mad y hacen un alto en sus múltiples viajes y obligaciones para enfocar hacia esta poliédrica, desbaratada, acogedora e inspiradora ciudad, que nos cuenta mil historias humanas.
Dos miradas, en fin, coloristas, perspicaces, profesionales, irónicas, de confianza y sentido del humor, para buscar la esencia en los detalles de una Mad Mad ciudad, tan pueblo como metrópolis.
Mad is Mad. Pelayo, 48. Chueca. Madrid
‘Madrid is Mad’ podrá visitarse desde el 7 de junio hasta el 2 de agosto. Horario: jueves, viernes y sábados, de 17.30 a 21.30 horas.
´Madrid is Mad´ Contado por Alfredo Cáliz.
“La dificultad está en elegir. En crear una secuencia de cuatro o cinco imágenes por las que la mirada se deslice sin sobresaltos. Y si, además de agradar a la vista, las ideas circulan y hasta evocan algo que seguramente tenga que ver con nuestras infancias, entonces vamos bien.
Las fotografías activan. Hay una serie de personas de espaldas con las que arranco la serie que está colgada en la pared. Son fotografías abiertas. Aunque las personas estén de espaldas, son abiertas; sólo su aspecto es de confinamiento, pero si te dejas llevar por ellas te pueden ayudar a pensar sobre la muerte o el paso del tiempo. Están tomadas en un país en crisis, pero no se por qué se despegan de ella, voluntariamente han elegido ese camino. Parecen decirnos que lo importante es lo que queda fuera del cuadro.
Un torero apoyado en una pared de granito grafiteada es una imagen singular. Una anécdota visual, inusual, chocante, fácil de entender y de fabricar. De hecho, como fabricante no me gusto demasiado en estas fotos. Me identifico más – mejor dicho, me quiero identificar más- con la foto de la mujer de espaldas llevando una bolsa de plástico. No sé, seguramente me veré más moderno. ¡Quién sabe! Aunque nada es comparable a la fuerza de un retrato frontal, sencillo. Imaginad dos gitanas gemelas mirando a la cámara.
A partir de aquí todo en horizontal. Paisajes y personas que los pueblan. Usera, Vallecas, Plaza Castilla, Las Tablas… Las personas ocupan poco espacio en el cuadro. Fotos en color. ¡Pues claro que fotografiar en color es más difícil! Hay varias razones, pero destacaría el hecho de que se parece más a lo que vemos, y ahí radica su dificultad. Dificulta la abstracción. Pero todo esto es otra historia. Una pequeña provocación.
Para finalizar, Noelia, de Alcorcón, con sus amigos, caminando bajo unos puentes, fumando en un banco, jugando al volley-ball. En el extrarradio de Madrid viven infinidad de Noelias. Cerca de ella, el ‘circo’ de ‘Sálvame’… El bufón hecho superhéroe en nuestra sociedad rara. Dice Ana, mi compañera de exposición, que es la mejor de esta serie de ‘otras postales son posibles’… Bueno, no sé si lo dice o me lo ha dicho, pero sé que lo piensa… A mí me produce cierto desasosiego, la veo descolgada del resto… Pero, en fin…, como nos vemos tantas veces a nosotros mismos, descolgados del resto. Y como estoy seguro se ve esta ciudad llamada Madrid a sí misma… Rara… Descolgada…”.
´Madrid is Mad´ Contado por Ana Nance.
“¿Cómo salir de los tópicos y sorprenderte a ti mismo? ¿Cómo descubrir cosas nuevas en la ciudad donde has vivido 15 años?
Luchar para que no sea una postal turística.
Con un punto de partida que me da libertad: No hay un enfoque delimitado, ni un tema acotado, sino que puedo fotografiar lo que quiera, decir lo que quiera de la manera que quiera. A veces, tanta libertad te lo hace más difícil. Porque te puedes dispersar. Te puedes perder.
Todo es trabajo nuevo para este exposición en Mad is Mad, hecho desde marzo hasta aquí. Muchos kilómetros en bici, en autobús, andando, investigando una ciudad tan conocida y, de repente, también tan desconocida. Mirando desde azoteas, mirando hacia arriba y hacia abajo, saltando vallas, subiéndome en cubos de basura, deteniendo mi coche en mitad de la calle con mi hijo dentro, corriendo para no perder el momento o la luz.
De noche, de fiesta, en días de descanso. Sentada en un parking casi abandonado de una estación de tren. Huele a basura a través de una reja en el suelo. Los pájaros crían a sus recién nacidos en las anchas vigas de cemento que han visto pasar a tantos pasajeros.
Buscando hilos conductores: sexo, naturaleza, arquitectura, la calle, la calle, la calle, saltos, espaldas y pelo, mucho pelo.
Sitios aparentemente tristes donde encontré mucha alegría.
Nunca antes había tomado la iniciativa de explorar Madrid a solas con mi cámara, buscando rincones olvidados y calles muy transitadas. A menudo uno vive sin mirar, incluso dedicándose a la fotografía, pero, curiosamente, varias punzadas en mi vida y el reto lanzado para PhotoEspaña, me han forzado a mirar todo de otra manera, a agudizar la mirada allí donde a veces solo hacía un gesto cotidiano de girar la cabeza.
Ojalá los políticos hicieran un ejercicio similar al mío, y tomaran una bicicleta un lunes por la mañana, con solo una mochila a su espalda, para recorrer las calles de Madrid y comprobar lo que de verdad pasa.
Encontrando a los demás te encuentras a ti mismo.
Es fácil perderse. Pero en este ‘hasta luego’ que le digo a Madrid, más que perderme, he hallado muchas perspectivas nuevas. De la ciudad y de mí misma”.