Nací en 1962 en Ekeren, un pueblo al norte de Amberes (Bélgica), con buena estrella y en una familia humilde y feliz. Recibí una educación severa y completa, con acento en cultivar la responsabilidad, la honradez y el compromiso; mis padres hicieron todo lo posible para que sus hijos nos interesáramos en la historia, el arte, la música, la literatura…
Yo, por mi parte, elegí una carrera que tiene que ver con el arte y la cultura; tras un bachillerato de Arte continué en la Escuela Superior de Artes Aplicadas, en la rama de publicidad. Trabajé en este sector hasta finales del año 2001. Por causas económicas, decidí mudarme a vivir con mi pareja española, en Madrid. Desde entonces alterno mis colaboraciones de diseño gráfico (carteles, folletos, invitaciones, logotipos…), con el dibujo y la pintura.
Dibujar es un placer. Poder dar forma a un mundo propio de figuras y personajes. Dar imagen a tu propia imaginación.
¡La imaginación,esa cosa tan rara! En mi opinión, es un don. Poder fantasear, imaginar, inventar… improvisar… para luego componer. Al expresarte se manifiesta tu alma. En tus dibujos, te ofreces, te expones. Los dibujos son nuestras huellas dactilares.
(Con los dibujos que expone en Mad is Mad, Wouter De Vylder nos recuerda a un Bosco del siglo XXI, sátiro, amante de los hombres, ácrata, anticlerical, anticonvencionalismos, antiintolerancia. Continente clasicista al servicio de contenidos progresistas).
